sábado, 14 de abril de 2012

Entropía climática



Anoche llovió mucho, tronó el cielo y se remeció la tierra.  No sé cuanto habrá caído, pero imagino la sonrisa de los entretenedores del espectáculo en la TV.  De alguna manera tendrán razón. No solo porque la lluvia libera energías y cuando pasa, el aire es puro y nos sentimos contentos[1]. También porque en Santiago, la contaminación del aire ya empieza a hacerse insoportable y las enfermedades respiratorias son la parte estadísticamente visible de un sentimiento generalizado de opresión, malestar  y tristeza. Y es que estamos en Abril en Chile, bien avanzados en el otoño, en medio de una sequía que ya es desastrosa. Sino también y sobre todo, porque los embalses vacíos, se habrán llenado de golpe.

Y ese es el punto que quiero establecer: parecerá asegurado -por un rato-, el consumo energético y se podrá seguir viendo la TV (que no menos era la fuente de trabajo del gracioso entretenedor), la industria del consumo energético, que es la dimensión hegemónica en estos tiempos del capital. No la única, sino la dominante y hegemónica además, porque tiende hacia ser la única. En efecto, el consumo de energía –la energía-, ocupa en la dimensión visible de la producción, el mismo rol unívoco del dinero, en el ámbito del consumo y del monoteísmo en el de la creencia religiosa. Es –finalmente-, lo único que importa, que domina al resto, que debe ser considerado. Es el patrón único, universal e indiscutible del “progreso”.

Claro que seguramente la enorme cantidad de lluvia caída de un golpe (y que no menos por ello, tenderá –en las estadísticas anuales-, a equilibrar éste a un año “normal”), habrá provocado salida de ríos, rebalse decanales, deslizamiento de tierras, anegamientos en poblaciones, erosión, y otros “desastres naturales” (que en caso de haber causado “pérdidas” -eufemismo de buen tono por muerte-, serán por cierto relatados con caras compungidas y de profundo dolor por los entretenedores), pero ellos habrán afectado casi siempre, a los sectores pobres y sin voz y no tendrán entonces la importancia económica que tiene la “energía” y con algún plan de emergencia, que llevará a cabo la municipalidad respectiva y que será profusamente anunciada, se tranquilizarán adecuadamente las conciencias.

Un poco más de resonancia tendrán los efectos de este nuevo patrón de precipitaciones extremas, en la agricultura, dónde los grandes propietarios de la tierra y sus asociados si tienen voces que en el poder, pero será inevitablemente menor, y cada vez menor, frente al poder de la energía. Entropía, es palabra que contiene la de energía. Por eso se acuñó por un físico alemán por ahí por 1827.

Es curioso, pareciera que este nuevo patrón de precipitaciones nos deja tranquilos. Como si pudiéramos dejar de comer un mes y luego, comernos una vaca entera… Así se siente también la tierra. Mencionemos aún que igual, estas lluvias han caído en medio de altas temperaturas (los truenos, rayos y relámpagos, son característicos de los regímenes tropicales ¿recuerdan?..) así que no habrá tampoco reservas de nieve para los períodos cálidos, dónde si se necesitaría el deshielo para regar los campos. El desequilibrio es ya irreversible. Pero seguimos igual. ¿Y que hacer, cher Lenin?


[1][1]. “No se podría entender el mundo, si la consciencia, el cuerpo al cual esa consciencia pertenece y las cosas que el cuerpo y la conciencia perciben, no fueran parte integrante de una sola y mismarealidad”. C.Levi-Strauss, Le Regard Eloignè, p.163.

lunes, 2 de abril de 2012

El camino de no entender

Una de las cosas más notables del cambio climático, es como impacta directamente sobre el ámbito semántico... En la doble condición a la que la etimología del término remite: como "sentir" y como "significado". Por cierto, la sistemática imposición hegemónica para no encontrar significados en las cosas -es decir relaciones, es decir causas-(Marcuse), las que comprendidas, nos llevarían a la acción, que vehicula esta formación social tardía, hace que fatalmente, nuestros mecanismos perceptivos tampoco funcionen y que aunque nos queme el sol, hagamos como que no nos damos cuenta, y que si no hay agua, hagamos como si no tuviera ninguna importancia y lo ignoremos. De tal manera, el impacto sobre el sentido (es decir, el significado), es en rigor,una doble negación. De nuestra existencia.

En un reportaje que sería divertido, si no fuera porque es terrible, anoche, en las noticias de TV, la desastrosa sequía que nos afecta, encontraba una figura emblemática de la ideología. Es así que el que el embalse Peñuelas (de dónde se saca el agua potable para Valparaíso, la segunda ciudad del país), haya alcanzado los niveles de agua mas bajos de su historia, en lugar de encender las voces de alarma, daba pábulo a que se presentaran de manera "encantadora", los -por otra parte muy pobres restos arqueológicos a los que se puede ya acceder en el fondo del embalse. De esta manera, se presenta como una "ventaja" para el supuesto conocimiento de "nuestra historia patria", lo que es un desastre para la agricultura y la vida de nuestro país. Que además los resabios nacionalistas del informe, se expresaran en más que lamentables episodios de masacres militaristas, no hace sino reafirmar el "sentido" político de la negación que señalo. Con todo, en esto tampoco no innovamos en Chile.

Hace unos meses, revisando el estado del arte, me sorprendió que en Texas, y Arizona, (USA), afectados de la mayor sequía de los últimos tiempos (¿parece conocido?...) estuvieran apareciendo restos sumergidos desde hace 100 años en los embalses secos, y se estuvieran presentando como "rescates" arqueológicos. más allá de que el reportero chileno, copiara el formato, y que en ambos casos pudiera estarse articulando la misma intención, lo que es notable, es lo que no se dice: el Cambio Climático, es ahora y nos está dejando sin agua.

Cuando avanza uno en la comprensión del cambio Climático, es que en realidad, las posibilidades de establecer nuevos parámetros al discurso, se van haciendo cada vez mas escasas. De la misma manera que ocurre con los instrumentos de política y las comprensiones que de ellos se deriva, la complejidad del tema y la sofisticada –y generalizada-, generación de elementos científicos de discurso, hacen que de alguna manera, el área misma del discurso, se vea limitada a la repetición de lo ya dicho. Muy probablemente, vayan quedando espacios solo en lo que consiste la actualización de data específica sobre los campos a mensurar ya definidos y eventualmente, la percepción de nuevos campos hasta entonces inexistentes, creados por la interacción exponencial e imprevisible de los ya conocidos.

Tal vez por ese mismo motivo, un creciente campo de generación de discurso esté dado por las nuevas herramientas icónicas y colaborativas de la web social y sus productos. Los signos y señales del Cambio Climático son cada vez más perceptibles en los aumentos de temperatura, mayor frecuencia y persistencia de sequías, derretimiento de hielos marinos, glaciares y permafrost, así como condiciones más impredecibles pero cada vez mas violentas del clima, transformado en un ente hostil.

Estos cambios están siendo impuestos sobre sistemas ecológicos y sociales ya debilitados por trastornos económicos, crecimiento demográfico y poblacional, malos manejos y prácticas ineficientes en el uso y gestión de la tierra, así como débiles estructuras de gobierno. La presión adicional ejercida por el cambio Climático sobre estos sistemas vulnerables, está poniendo en peligro de manera creciente, las vidas y formas de producir el sustento de personas y sociedades tanto en los países desarrollados como en los que no lo son, produciendo niveles mayores de riesgo global, considerando el potencial de exacerbar las tensiones sociales existentes y contribuir a los conflictos violentos. Tal vez sería tiempo que comprendiéramos que hay formas de gobierno a las cuales no les interesa la democracia y el bienestar del pueblo.